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Crisis Hídrica en Sinaloa: La oportunidad que nos obliga a reinventar la industria.

Redactado por Ing Luis Arturo Gaxiola Sanz – Presidente de CANACINTRA Culiacán.

En Sinaloa, nuestra economía ha girado históricamente en torno a dos pilares fundamentales: la agricultura y la ganadería. Ambas industrias no solo representan nuestro orgullo regional, sino que han posicionado al estado como un referente nacional e internacional en producción de alimentos. Sin embargo, estos sectores dependen de un insumo cada vez más escaso: el agua.

En los últimos cuatro años, la entidad ha registrado una caída del 41.5% en las precipitaciones pluviales, comparando 2024 con 2021. Esta reducción ha generado condiciones críticas de captación hídrica, particularmente alarmantes en 2023 y 2024. No es una advertencia hipotética: es una realidad que ya está afectando nuestros motores económicos.

El 94% del agua disponible en Sinaloa se destina al uso agropecuario. A pesar de que el sector ha comenzado a transitar hacia prácticas más eficientes y tecnologías de riego más sostenibles, la pregunta estratégica que debemos hacernos es: ¿es prudente seguir apostando todo nuestro desarrollo económico a un sector tan vulnerable al cambio climático?

La respuesta es clara: es momento de diversificar y transformar.

La industrialización como eje de resiliencia económica

La industrialización de Culiacán no es solo una alternativa viable; es una necesidad estratégica. Esto implica dos rutas complementarias:

  • Agregar valor al sector primario, mediante el procesamiento de alimentos, empaquetado, conservación, y logística de exportación. Estas actividades —aunque también demandan agua— pueden operar bajo modelos de eficiencia hídrica, reutilización de aguas grises, y con tecnologías que integren energías limpias, automatización y trazabilidad.
  • Impulsar sectores industriales no dependientes del agua, como la manufactura ligera, la industria electrónica, la biotecnología, el software, los servicios logísticos avanzados y el ensamblaje industrial. Estas industrias pueden operar con menor impacto ambiental y permiten diversificar la base productiva del municipio.

Esta reconversión no sólo mitigaría los riesgos derivados de la crisis hídrica, sino que abriría nuevas fuentes de empleo calificado, atracción de inversión y desarrollo tecnológico.

Un llamado a la acción con visión de futuro

No podemos controlar las condiciones externas, pero sí podemos anticiparnos a las tendencias globales y regionales. Si el cambio climático continúa su curso actual, los escenarios de escasez serán más frecuentes y severos. Por ello, trazar un plan de industrialización con visión a 10 y 20 años no es un lujo, es una medida de supervivencia y progreso.

Si nos preparamos para el peor escenario y este no ocurre, habremos ganado resiliencia y desarrollo. Pero si ocurre, estaremos listos para enfrentarlo con solidez y sin improvisaciones.

La industrialización de Culiacán no debe verse como una ruptura con nuestra tradición agrícola, sino como su evolución lógica. Es hora de intervenir con inteligencia en la cadena de valor, de integrar innovación, sostenibilidad y estrategia, para construir una economía más robusta, diversificada y con futuro.

Hoy es el momento de sembrar la industria que dará frutos por generaciones.

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